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Diario de Escritor 01 – Empecemos por el principio.

Que llevo escribiendo, desde muy pequeñito, es un hecho. ¡Vamos! Desde que tengo uso de conciencia,  siempre, me ha encantado contar historias.

Más leyendo, pero creo que eso como todos. Recuerdo con mucho amor como mi padre, todas las noches, agarraba un libro, para leerme. Muchas veces cuentos propios, y otras agarraba algún capítulo de Asterix o Mortadelo. No tengo hijos, pero es una cosa que me encantaría hacer cuando los tenga.

Luego, en la biblioteca de mi pueblo, también devoraba. En especial me llamaba el terror. Por aquellas épocas R.L. Stine se quedaba bien cerquita de mi almohada todas las noches. Por supuesto, también cómics. Aún recuerdo aquel viejo volumen de Lucky Lucke que no me dejaban llevarme a casa, debido al estado en el que ya estaba, y la cantidad de tardes que pasé leyéndolo allí, sentado en una de sus mesas.

Hay mucho más, por supuesto. Pero creo que el tiempo para dar la chapa juega la carta de “si breve…”.

Digamos que de ahí, uno da el salto.

Crecemos.


Stephen King, R.A Salvatore, J.K. Rowling, Terry Pratchet, Tolkien, Isabel Allende… Esos son algunos de los nombres que me acompañan en el proceso.

En bachiller pude asistir a un taller de lectura fantástica, organizó una profesora de mi instituto. Ahí conocí a George R.R. Martin, Javier Negrete, o a Andrzej Sapkowski entre otros. Se abren las miras, y uno encuentra mundos nuevos a cada párrafo.

¡Que nunca pare! 

Y vuelvo al principio. Siempre me ha encantado contar historias. Desde “El perro se comió mis deberes” a cosas más ambiciosas, escritas en papel. A veces a mano. A veces en la vieja máquina de escribir que mi padre tenía por casa. Otras veces dibujaba (¡Horriblemente, por cierto!). Otras, escribía poemas y los berreaba cantaba con mi guitarra.

Por supuesto, otra cosa que me voló la cabeza, fue el rol.


Contar una historia y ver cómo los personajes reaccionaban orgánicamente. Vivir de primera mano una de esas fantásticas novelas. Ser voz del destino de un personaje. Siempre que los dados acompañaran, claro… Pero shhh! eso es otra historia, y además, secreta.

Supongo que era más fácil contar historias, y llegaban a un público directo (mis jugadores), cuando dirigía una partida de rol. ¡Me encantaba ver sus caras de sorpresa cuando la doncella se convertía en un dragón, o cuando aquel malvado villano, en realidad, tenía razones para hacer lo que hizo! Sus reacciones, y las formas de entender los mundos y argumentos que había creado para ellos. Personajes vivos en un mundo que orbitaba en la imaginación.

Obviamente, muchas de esas historias, acababan en un papel.

Con esto llegamos a “Cambios” y a las “Crónicas del Nuevo Mundo“. La idea inicial nació de una partida, y de la sucesión de pulsos que llevarían a los personajes durante su aventura. Y me gustó. Mucho. En el año 2017 empecé a escribirla, apuntando los elementos de wordbuilding que se iban gestando en mi cabeza. Anotaba ideas, sucesos, momentos y personajes. Los construía. Los desarrollaba. En 2019, con el primer borrador, empecé a buscar editorial (tonto de mí. Aún quedaba MUCHO trabajo). En 2020 firmé con Editorial Titanium, y en 2021, verá la luz.

El resultado final es la primera novela que me animo a publicar: “Crónicas del Nuevo Mundo: Cambios”. Mis jugadores ya no podrán jugar esa partida, claro, pero podrán leerla (De hecho, ya lo hicieron, y me animaron a ir a por todas con una editorial).

Un Nuevo Mundo no solo para la historia, también para mí. Que me veo metido en un movidón bien curioso de publicaciones, editoriales, escritores… Un viaje donde he conocido a mucha gente genial, buena y trabajadora.

Pero esos pasos los iré escribiendo poco a poco en este blog, en esta sección que llamaré “Diario de Escritor” y con el que inicio, ahora, una serie de publicaciones.

¿De qué hablaré? De este camino, mis referencias, anécdotas, curiosidades, problemas encontrados, soluciones… Ese tipo de cosas.

Si te encuentras tan perdido como estaba yo al principio, y este Diario te ayuda a encontrar consejos y soluciones, me alegraré enormemente.

Si solo te animas a leerme, y a conocerme, también será una alegría. Eso dalo por seguro.

En resumen: Un placer haber llegado hasta aquí y procedo a contar mi historia.