Si hace unos meses lo hice de la primavera, ya va tocando hacerlo con el terror en verano. Si la primavera es renacimiento, el verano va madurando lo que volvió a nacer. Un momento que asimilamos a la calma y quien puede darse el lujo, aprovecha para tomarse una señoras vacaciones.
Y te pregunto: ¿Qué hacer con el nuevo tiempo libre y ese calor que se te pega al cuerpo? Pues nunca me vas a ver rechazar una buena sesión de cine. Más si es una de terror.
No serán las mejores, pero espero acertar con propuestas interesantes que te den una buena tarde ¿Te interesa? Pues al lío.
Terror en Verano: Verano del 84
Para aquellos nostálgicos de los 80’s esta cinta debería ser, si aún no la viste, una parada fílmica obligada. Esta película canadiense viene de la mano de los mismos que hicieron TurboKid, siendo esta más sosegada en cuanto a esperpentos, y subiéndose al caballo que criaron los chicos de Stranger Things y que cabalga al «antes todo esto era campo».
El argumento es sencillo. Uno grupo de amigos aprovechan las vacaciones de verano para investigar unos asesinatos en serie que asolan la localidad, y uno de estos chavales, amante de las conspiraciones, empieza a sospechar de su vecino.
Esta cinta tiene ese aire que tenían los libros de Stephen King en su época dorada, como puede ser It o El Cazador de Sueños. Se deja por el camino lo supernatural para adoptar el thriller de parvulario que desencadena un final que aún me da escalofríos.
Terror en Verano: Eden Lake
Eden Lake tiene ese toque de escalada de acontecimientos que claman el desastre. Puede ser, fácilmente, una de las mejores cintas de terror del nuevo siglo. No tanto por sus actuaciones o situaciones, ni siquiera porque te llene de pesadillas. Más bien por el mal cuerpo que te deja sin llegar a ser violenta; tan solo por el fondo de lo que te cuenta.
Una pareja; una escapada romántica a un idílico lago en mitad de la nada. Allí coincidirán con un grupo de molestos adolescentes que pasan sus tardes con la música a todo meter, fumando y haciendo el cafre alejados de sus padres. Tras darles un toque de atención, pidiendo respeto a su momento romántico, se desata una persecución de los gamberros que manda cualquier buen sentimiento al traste.
Esta cinta de James Watkings debió venirle muy bien para introducirle al doble fondo que esconden los capítulos de Black Mirror y que rodó posteriormente. Tiene una pizca de Perros de Paja, de Quien Puede Matar a un Niño, y por supuesto de los Chicos del Maíz. Pero una vez más: olvidaos de explicaciones sobrenaturales para explicar la violencia que se desata en el lago. La verdad es más terrible y dolorosa.
Terror en Verano: El Arrecife
Siempre me ha sorprendido que esta cinta quedara relegada al cajón de los calcetines; más cuando otras cómo “infierno azul” ganaban popularidad, que sin ser malas cintas, estaban muy por debajo de esta. El Arrecife sabe medir la intriga y el suspense, y no convierte a sus protagonistas en una carnada mal puesta en el anzuelo que mantenga al espectador tranquilito, mientras espera a ver cómo despedazan al elenco.
Un barco, un grupo de amigos, y un accidente que les obligará a flotar en alta mar mientras buscan llegar a la orilla. Todo esto con un tiburón rondando cerca y sin un mísero bote hinchable para alejarse del bicho.
Una sinopsis al grano, cómo la cinta. Si algo se agradece es que la película no trata de ser lo que no es y se llena de morralla insondable. Sabe lo que quiere ofrecer al espectador y lo que este quiere que le ofrezcan.
Terror en verano: Color Out of Space
Seamos sinceros, lo bueno de que Nicolas Cage acepte cualquier guion que caiga en sus manos es que, de vez en cuando y por estadística, rueda algo decente. Este es el caso de Color Out of Space, un relato de Lovercraft, dirigido por Richard Stanley que se arriesga a dar imagen a la narración sobre “un color que no puede ser descrito”.
Bueno, pues sí que se puede. Es morado, ya os lo digo yo. No es spoiler que sale en la misma portada.
Cuando un meteorito se estrella en la granja de los Gardner ya podemos intuir, cómo espectadores, que empieza lo bueno para nosotros, y lo malo para la familia protagonista. Un color que empieza a asolar el bosque y parece llevar consigo a algo capaz de quebrar la cordura y la carne.
Decir que esta cinta me sorprendió es una verdad cómo un piano. Decir que su apartado artístico es digno de ver, también. Decir que tiene alguna que otra escena realmente horripilante, así sea por lo visual, es la tercera afirmación de este párrafo. Nicolas Cage tiene algún momento, aunque pronto vuelve al desquicie habitual al que nos tiene acostumbrado. Sin embargo, la cinta resultante es un producto la mar de interesante, y más si te interesa el terror cósmico.
Terror en Verano: Las ruinas.
Una cinta más de terror en vacaciones, y por lo esperpéntico de la propuesta, se nos ofrece un producto la mar de chulo.
Un grupo de amigos que están de vacaciones en México deciden salirse del camino prefijado por la agencia de viajes. Un turista alemán les pedirá que le ayuden a buscar a su hermano desaparecido. La única pista es que fue a visitar unas ruinas mayas con su pareja. El grupo acepta y los corderos van al matadero.
Esta cinta está lejos de ser la mejor de la lista, pero no deja de ser un producto interesante si te gusta el género. Tiene ya unos añitos, y lo cierto es que no ha envejecido mal. Una cinta de suspense y terror ritual con un precioso México como protagonista.
Terror en Verano: Triangle
No me cansaré de decirlo: Australia es un lugar fantástico para encontrar cintas diferentes en cuanto terror, y Triangle es una de esas cintas que es diferente incluso para la media australiana.
Un grupo de amigos pasan el día en un yate y se encuentran con un barco fantasma. Un barco que tiene un deje a déjà vu para Jess. Cuando una tormenta les obliga a abandonar su Yate para introducirse en el extraño buque, comienza una cacería al más puro estilo slasher, pero el trasfondo oculta algo más, y Jess no deja de sentir que ha vivido todo aquello.
Darle una vuelta al terror en alta mar nos obliga a hacer una paradita en triángulo de las bermudas. Esta cinta de Cristopher Smith hace honor a dicho concepto, y llena cada línea de guion de simbología y signos de alerta que harán que el espectador no quiera perderse ni un segundo del metraje; algo necesario para tener todas las piezas que arman el puzle.
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