Reseña de The Procession to Calvary

The Procession to Calvary tiene un deje a recuerdo. En su humor, en sus mecánicas, en su música y en su estilo artístico. Reconozco que no conocía la obra de Joe Richardson más allá de oídas, y poder adentrarme en su (divertidamente insana) mente ha sido tan grato como divertido.

Cómo ya he dicho: Joe Richardson, es el principal culpable de la obra (junto a Kickstarter). Ya demostró un estilo que bebe mucho de los Monty Python en su anterior juego (Four Last Thing), y esta nueva secuela sigue los pasos de su antecesor. Para jugar a The Procession to Calvary no necesitas haber jugado su anterior entrega, pero parece obvio que si lo haces entenderás mejor ciertos guiños.

¿Y de que va este juego?

 

The Procession to Calvary nos pone en la piel de una guerrera que disfruta matando a todo quisqui. Sin embargo, su hobbie encuentra topes cuando la guerra acaba a favor de un nuevo monarca. Triste por no poder seguir matando sin parar, habla con el nuevo rey para ir en una misión (absurdamente divertida) al sur, y dar muerte (¡una más al menos!) al viejo gobernante en el exilio.

La premisa ya dispone de serias dosis de sal gruesa en forma de un humor negro y desinhibido. Y os aseguro que la cosa no se suaviza a medida que avanzamos por la aventura.

Nuestra protagonista deberá hacer gala de ingenio para ir resolviendo los distintos problemas que nos saldrán al paso. ¿Queremos usar un barco? Deberemos conseguir los remos para el barquero. ¿Tal vez necesitamos sobornar a un guardia? Hay que investigar, buscar objetos, hablar con personajes esperpénticos hasta doler y así recomponer los acertijos que nos ofrece la aventura. ¡O no! También podemos ir dando guantazos y espadazos y tratar de solucionar así nuestra aventura; aunque eso luego delimite el final que obtengas; causando situaciones tan absurdas cómo divertidas.

¿Cómo se juega?

Con el “Ok, boomer” más justificado del mundo de los videojuegos: como se ha jugado siempre a este tipo de juegos.

The Procession to Calvary, es una aventura gráfica de Point & Click. Te mueves por el mapa utilizando el cursor y tienes tres opciones con cada objeto con el que puedas interactuar: hablar, mirar y golpear/usar; una boca, un ojo y una mano. Recoges objetos, combinas los que tienes con otros nuevos, hablas con los personajes en una línea de diálogos elegibles y a medida que vas resolviendo entuertos, vas consiguiendo nuevos objetos para resolver otros nuevos, o viejos a los que aún no tenías acceso.

La jugabilidad es sencilla y no precisa de más. Se amolda a unas mecánicas que ya recordaréis los más veteranos en aventuras como Monkey Island, Indiana Jones: Fate of Atlantis, o Discworld. De hecho, la aventura tiene un aire a los juegos de Lucasart por su irreverente sentido del humor, los diálogos tan agudos cómo absurdos y la necesidad de pensar esperpénticamente para resolver los acertijos.

Y ahora hablemos del humor.

¿El humor?

Sí. Si hay algo que hace que quieras avanzar por The Procession to Calvary, es su sentido del humor. Un estilo que va desde lo chabacano y lo preciosista. El mismo juego utiliza cuadros de artistas famosos (Que van desde Rembrandt a Botticelli) para construir los escenarios por donde nos moveremos en 2D, así como a los personajes (tanto protagonistas cómo secundarios).

Las pinturas se retuercen hacia el humor más (divertidamente) chabacano y tiene un aroma a los sketchs animados de Terry Gillian en su paso por los Monty Python. Todo esto aderezado por música clásica donde podremos ver a los artistas interpretando en cada escenario por el que nos movamos.

Por otro lado, los diálogos alcanzan cotas aún más esperpénticas si cabe. A un estilo tan centrado en el clasicismo artístico se adhieren frases que podría decir el fumeta de nuestro barrio. ¡Y son divertidísimas! Querrás hablar con todo el mundo y agotar todos los diálogos posibles solo por mantener a buen ritmo las carcajadas. Nuestra protagonista no deja de hacer observaciones cada cual más fuera de tono, haciendo que avanzar por la aventura sea una sucesión de buenos chistes de un exquisito mal gusto. A fin de cuentas, The Procession To Calvary golpea con mucha sátira sobre gobernantes y gobernados, sobre la religión y la sangre vertida, sobre presos y captores, y lo hace desde un prisma crítico sin ser alienante, y utiliza la pena para sacar sonrisas. Y lo hace rematadamente bien.

En conclusión:

The Procession To Calvary es un juegazo. Uno que puedes encontrar entre 8 y 14 euros según la plataforma, aunque habría que tener en cuenta que solo la versión para consolas tiene traducción al español. Textos, ¡ojo! El juego no tiene diálogos y todo es leído. No es que tenga un inglés difícil, pero la traducción española es tan buena, con modismos y argot muy bien calzado, que realmente merece la pena los euros de más que cuesta.

Si quieres más artículos de cine/series/libros/cómics/videojuegos, pincha aquí.