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El señor de los derechos sobre el anillo

Hablar sobre los derechos de El Señor de Los Anillos tiene miga. Puede que Peter Jackson diera imagen a la prosa, pero el imaginario de Tolkien abarca mucho más que las películas. Su gigantesca trama parece encorsetada en los problemas de Bilbo y Frodo con el señor oscuro y una pieza de bisutería. Videojuegos, cómics, series y cine… Todos parecen atascados en el mismo arco argumental.

No es de extrañar que muchos fans de las novelas se pregunten: ¿Qué demonios ocurre con el resto de novelas que expanden su universo? ¿Qué pasa con El Silmarillion, Cuentos inconclusos o La Historia de La tierra Media? La respuesta a esa pregunta nos va a hacer dar una clase de historia y derecho básico. Pero no os amedrentéis. Cuando termines este artículo sabrás muchos detalles y curiosidades que podrás usar para crear incómodos silencios en cenas familiares.

Para empezar, empecemos con la forja del Anillo, que no tuvo su origen en el monte del destino; donde afirman los elfos. ¡Que va! Su origen es mucho más humilde.

La historia del anillo

Puede que el origen fuera humilde, pero no así su ambición. Ya que Tolkien fue creando, desde adolescente, pequeños esbozos de lo que él mismo llamaría Legendarum. Poemas y cuentos cuya intención era dotar a Inglaterra de una mitología como la griega clásica.

Estas historias tenían un ambiente bastante íntimo. Eran para familiares y amigos sin intención de ser publicados. Usados para diversas veladas y, en especial, para contar a sus hijos como cuentos para dormir. Uno de estos libros, El Hobbit, acabaría por un casual en manos de Susan Dagnall, empleada de la editorial George Allen & Unwin, y de ahí a las manos del mismo jefe de la editorial, Steve Unwin, que quiso publicarlo.

Primero, por supuesto, debería contar con el beneplácito de su escritor, que ideó la historia como algo muy personal para él y los suyos, y fue con el apoyo de su amigo y escritor C.S. Lewis (¿Os suenan las Crónicas de Narnia?), que decidió aceptar la publicación.

¿El resultado? Un éxito que atrajo a niños y adultos por igual. No es de extrañar que Stanley Unwin le pidiera una continuación.

Una continuación por encargo no es algo que fascinara a Tolkien, pero aceptó y empezó a perfilar lo que hoy conocemos como El Señor de Los Anillos. Una vuelta de tuerca más oscura del cuento que se convirtió en un hito de la fantasía anglosajona y del mundo entero.

¿Hace falta que diga que tal le fue?

¿Y el Silmarillon?

Tolkien, como ya dije, había esbozado las historias de su Tierra Media a lo largo de toda su vida, empezando en la adolescencia.

Posteriormente, tras su vuelta de la primera guerra mundial, tenía ya el esqueleto que compondría esta nueva mitología inglesa y que daría una compilación titulada El Libro de los cuentos perdidos. Su primer intento de publicación se dio con el éxito de El Hobbit, cuando el Silmarillion aún era su Legendarum. Un texto desarrollado y no completo que no contó con el beneplácito de su editor, que lo consideraba demasiado “oscuro” para la época y prefería una continuación directa.

Pero tras El Señor de los Anillos, Tolkien continuó trabajando en esa antología de relatos. Aquel trabajo de toda una vida que no vio en vida. Su complejidad le hizo replantearse muchas de sus historias; rescribiéndolas, creando inconsistencias con las novelas ya publicadas.

Tras su muerte, fue su hijo Cristopher Tolkien quien recopiló todo el trabajo de su padre y lo publicó en 1977; lo que hoy conocemos como El Silmarillion.

Y aquí es donde viene la miga a la pregunta: ¿Por qué habiendo tantísimo escrito sobre las Tierras Medias, solo nos centramos en lo mismo?

Sí, ya… ¡Menudo preámbulo! Os aseguro que es vital para entender lo que viene a continuación.

La verdadera batalla por las Tierras Medias tiene más que ver con abogados que con orcos.

Los derechos del anillo en el cine

Si estás en esa fase de la vida en la que consideras que los jóvenes escuchan la música muy alta y mirar obras por la calle te resulta apetecible, puede que recuerdes que lo que hizo Peter Jackson no fue pionero en llevar la historia de Tolkien al cine.

¡Que va! Para nada. Remontémonos a los años 50, cuando la editorial de Tolkien, George Allen & Ulwin, le contó al escritor que algunas productoras estaban interesadas en llevar sus historias a la gran pantalla.

Esto fue un fuerte desencanto para Tolkien, que al principio se mostró sumamente interesado en la idea de crear una cinta de animación con sus novelas. Se llevó un fuerte chasco al ver los cambios que los guionistas tenían pensado para su historia, tirando por tierra el proyecto.

Pero, aún con todo, en 1967 J.R.R. Tolkien acabó claudicando y vendiendo los derechos de sus dos novelas más famosas (El Hobbit y El Señor de Los Anillos) a la productora United Artist.

Esto propició nuevos intentos. Incluso el mismo Stanley Kubrick trató en los sesenta de plasmar su propia visión de la contienda del anillo. Todo con cambios muy locos que contemplaban a los integrantes de The Beattles como los protas (John Lennon iba a ser Gollum ¡Con un par!).

Tras numerosos intentos fallidos (generalmente por los cabreos de Tolkien), en 1978, United Artist vende sus derechos y acaban en mano de un tal Saul Zaentz, que a la dirección de Ralph Bakshi consigue traer una versión en rotoscopia (Acción real pasada a dibujo animado y mezclando ambos elementos) de la primera mitad de la trilogía. Cinta que tuvo una recepción amarga y jamás concluyó su secuela.

A mi, personalmente, el arte en general me daba bastante grima cuando lo vi de pequeño.

Saul Zaentz, quedaros con este pollito, porque es quien tiene hasta ahora los derechos de El Señor de los Anillos y El Hobbit. Creó la división Tolkien Enterprise, que luego pasaría a llamarse a Middle-Earth Enterprise para gestionar estos derechos. De ahí salieron obras de teatro, manuales de juegos de rol (El famoso MERP), videojuegos y un largo étc.

Todo fueron risas y diversión hasta que la  Middle-Earth Enterprise estuvo a punto de sufrir una dolorosa bancarrota. Entonces, en 2001, el tito Jackson de mano de New Line Cinema (Una división de Warner Bross) decidió adaptar su propia versión. Una trilogía de películas que catapultó a la fama, en el nuevo siglo, la obra de Tolkien.

¿Y ahora que vuelve a ser famosa?

Como ya he dicho, los derechos de El Señor de los Anillos y el Hobbit recaen sobre Saul Zaentz. Warner, digamos, alquila esos derechos para las películas de Jackson, así como merchandising variado y videojuegos.

Y este último es un campo donde hay más peleas que otra cosa. Algunos términos de la venta de Tolkien Senior, cuando se hicieron los acuerdos en el 78, no estaban pensado para el presente; ocasionando peleas internas entre los que tienen los derechos y quienes los usan.

Esto terminar de explotar con la nueva era digital, cuando los herederos de Tolkien impugnan una demanda contra Saul Zaentz y New Line Cinema. Por un lado, dicen que faltan pagos de regalías por chorradas temáticas (Hoteles, restaurantes… ¡todo es bueno!). Además, tenemos el hecho de que los contratos realizados no concebían productos “no tangibles”, cómo electrónicos, descargas digitales, etc.

A eso súmales las máquinas tragaperras, que los herederos de Tolkien consideraban una ofensa en toda regla. ¡Hasta han tenido que redoblar esfuerzos para bloquear criptomonedas basadas en Tolkien! La, y no es coña, JRR Token.

En temas de videojuegos la cosa parece ya Juego de Tronos. Y es que cada videojuego que ha tratado de adaptar algo “no relativo” a las películas de New Line Cinema, se ha rifado un bofetón legal tanto por la Warner, Saul Zaentz, cómo por los herederos de Tolkien, bajo la organización de Tolkien Estate.

Tolkien Estate

Y vamos acotando la razón por la que ha estado realmente difícil que nadie pudiera adaptar El Silmarillion fuera de las letras que lo encierran.

Fíjate que en toda esta morralla de derechos legales para el cine me he cuidado mucho de nombrar siempre a El Hobbit y El Señor de Los Anillos.

Ambas novelas fueron vendidas por Tolkien hasta acabar en manos de Saul Zaentz y su empresa Tolkien Enterprise (Ahora Middle-Earth Enterprise), pero el resto de historias sobre las tierras medias jamás salieron del bolsillo de Cristopher Tolkien, el mismo hijo que terminó con la publicación de El Silmarillion.

Y de Cristopher y del resto de descendientes se forma la Tolkien Estate, una organización cuya única finalidad es proteger el legado de la obra del escritor, así como su copyright. Para conseguirlo pasa de ser una idea de preservación a un deber cuasi fanático, y Cristopher Tolkien tira por tierra cualquier propuesta de adaptar las novelas de su padre. Puede que con el El Hobbit y El Señor de Los Anillos tuviera las manos atadas, pero eso solo le da más fuerza sobre lo que tiene bajo su control.

Dejemos claro que Cristopher Tolkien no es el primer fan de las adaptaciones al cine del legado de su padre. En una entrevista en Le Mond aseveró que las cintas de Jackson levantaron la popularidad de la obra, haciendo un boom brutal sobre las ventas de sus novelas, pero malentendiendo el mensaje original: convirtiendo esa obra filosófica y mitológica en un alarde acción idiota. Y, a la vez, canibalizando la inspiración. Los autores de fantasía ya no ven las novelas cuando se inspiran en las tierras medias, sino en las cintas de Jackson.

Fijaos en las portadas de estos libros y mirad el arte que adopta.

¿Entonces? ¿Amazon como lo ha conseguido?

Para empezar, con mucho, muchísimo esfuerzo. Hablamos de una producción titánica que se inicia en 2017 y que, a día de hoy, solo tenemos algún tráiler y posters promocionales.

La producción del guion ha sido, en boca de los showrunners, una pelea constante, pues solo tienen los derechos de explotación de El Señor de los Anillos y El Hobbit y, a su vez, no quieren contar de nuevo lo que ya hemos visto en películas.

¿La solución? Rascar de ese “lore” o “Contexto” que se menciona en las películas para conectar los vacíos de la obra de Tolkien sobre la Segunda Edad. Recordemos que la serie va sobre “Los Anillos de Poder“, que es el título que adopta.

Según las palabras de Mckay (uno de los showrunners):

Hay una versión de todo lo que necesitamos de la Segunda Edad en los libros de los que tenemos los derechos. Mientras nos mantengamos dentro de esas líneas y no contradigamos de forma ofensiva algo de lo que no tengamos los derechos, tenemos mucho margen y espacio para contar algunas de las mejores historias que se le ocurrieron a Tolkien.

Todo esto, bajo la estricta mirada de la Tolkien Estate, con quienes colaboran para la creación de esta historia. Tratando de mostrar lo jamás mostrado sin incurrir en problemas de derechos de autor.

A fin de cuentas, ellos solo tienen derecho a hablar sobre lo acaecido en El señor de los Anillos y El Hobbit.

Pero la cosa no acaba ahí.

A estas alturas ya tenemos un cacao curioso de gente que se pelea por los derechos de El señor de los anillos o que quiere preservarla en su legado original.

Warner (Por parte de New Line Cinema) tiene los derechos sobre sus propias películas, y paga religiosamente un dinero a Saul Zaentz Company por mantener parte de los derechos. Dicho alquiler no solo es en dinero, sino que Zaentz Co obliga a la Warner a mantener activa la franquicia si no quiere perder la licencia. Razón por la que Warner se está apurando en crear una película de animación llamada La Guerra de los Rohirrim

Ahora Amazon quiere su serie y, aunque se apuntó a una alianza con la Warner, es un producto propio que cabalga entre lo que tienen (o mejor dicho: no tienen) la Tolkien Estate y la Zaentz Co.

Y para rematar la faena, en este mismo febrero de 2022, la empresa de Saul Zaentz Company, que es la poseedora de los derechos y sí dice pio tiemblan todas las adaptaciones, ha decidido sacar a la venta los derechos sobre la franquicia.

La venta se estima en unos 2000 millones de dólares, más cuando tenemos a gigantes como Amazon, HBO, e incluso los mismísimos herederos de Tolkien, interesados en barrerla para su propia casa. Todos con sus propias motivaciones, claro está.

Por su parte, Warner dice estar tranquila, pues esos acuerdos de alquiler deberían traspasarse al nuevo dueño. Algo que no ha aprobado de momento la Zaentz Co, que no ha dicho ni mu al respecto.

Una licencia para atarlos a todos.

Visto ahora, el futuro sobre las licencias de El Señor de Los Anillos tiene más diretes que las propias Tierras Medias. Algo que no importaría si la franquicia no estuviera tan arraiga en la cultura popular.

Desde discos de música (Nightfall in Middle Earth de Blind Guardian) hasta videojuegos de todo tipo, que llevan trasladando el imaginario de Tolkien desde 1982 (Con su versión de El Hobbit para ZX Spectrum).

Ahora es un futuro incierto, pues la serie de Amazon está pensada para cinco temporadas; algo que puede cambiar, debido a la infinidad de problemas que se enfrenta la producción, si la recepción es mínimamente fría. Bien podríamos hablar de una temporada única si al final los derechos acaban en otras manos, o si bien las recompensas no ameritan los esfuerzos.

No soy el único en creer que la obra de Tolkien y las películas nos hacen esperar mucho de los proyectos que vendrán. Esto puede enfriarse si lo prometido no está a la altura de las expectativas.

¿No creéis?

Si te interesa la obra de Tolkien en el mundo del videojuego, tengo este suculento programa de radio. Con una pieza donde hablo del tema a partir del minuto 41.

Para más artículos, aquí tienes un enlace.